viernes, septiembre 01, 2006

Fragmento de una huella de Dios

Las aceras en Copacabana son un ajedrez relajado, borracho y las de Ipanema, un rastro en las olas. Cada pequeño adoquín es un todo, pero tiene la gracias de sumarse a 'otros todos'. Todos los días reciben a los hedonistas cariocas y al sol ardiente. Quise saber más, pero el guía no lo tenía en el libreto, los habitantes de Río tampoco son muy conscientes de esa obra por la que caminan. Los andenes más famosos del mundo son un paisaje imborrable que han capturado algunas carátulas de la bossa nova. En otras fotos, les mostraré un zoom out de esta huella fractal en mi memoria. ¡Oh Saudade!. Río de Janeiro (Brasil, 2004).